Bótox (la toxina 'milagro') contra el acné, para la rosácea y las cicatrices

 

Bótox (la toxina 'milagro') contra el acné, para la rosácea y las cicatrices

El bótox, además de las arrugas, ahora mejora el acné, las cicatrices, la rosácea... 


El uso estético de la toxina botulínica, a pesar de su fama -la Sociedad Internacional de Cirugía Plástica calculaba que, en 2018, el 48% de los procedimientos estéticos no quirúrgicos consistían en usar bótox, hasta seis millones de intervenciones en todo el mundo- no era el 'original' cuando se comenzó a utilizar.


NUEVOS FRENTES DE ACCIÓN DEL BÓTOX


En el último año, la toxina más famosa de la belleza está ampliando sus miras.

En dermatología, ya no se usa solo para hacer desaparecer las arrugas de un plumazo.



TOXINA CONTRA EL ACNÉ


Este principio activo actúa sobre el sistema de la acetilcolina, que es el neurotransmisor implicado en la producción de sebo, disminuyendo su actividad. Además, contribuye a prevenir los brotes de acné y estimula la producción de colágeno y elastina, con lo que atenúa las marcas y cicatrices que pudieran quedar tras padecerlo.

En estos casos, "se infiltra de forma más diluida de lo que suele ser habitual, en la zona afectada por acné leve o moderado, con la técnica de mesoterapia (microinyecciones), porque puede regular la secreción sebácea". Los resultados se ven a partir de las primeras 48 horas y se recomienda una sesión cada tres meses si vuelve a salir acné.

ACTIVO ANTIRROSÁCEA

La acción antiinflamatoria que también tiene el bótox está funcionando en casos de rosácea. "Ante esta afección inflamatoria de la piel, que se manifiesta por un rubor transitorio o permanente en mejillas, mentón y frente, la toxina consigue modular la alteración de las unidades pilosebáceas y de los vasos sanguíneos, responsables de los capilares dilatados, pústulas y pápulas intermitentes característicos de la afección".
En estos casos, la toxina botulínica, muy diluida, se infiltra para actuar sobre unas células que se llaman mastocitos impidiendo así que liberen agentes proinflamatorios, aclara Virtudes Ruiz. "Con ello conseguimos una reducción del edema, el eritema y el enrojecimiento", señala. Los resultados duran entre tres y cuatro meses, y se realiza una sesión cuando existe un brote inflamatorio o cada cuatro meses.

ACCIÓN SOBRE LAS CICATRICES


Cuando, por diferentes factores, una cicatriz 'crece' en exceso tras una incisión quirúrgica, aparecen los queloides, que nos son sino estas cicatrices deformadas y agrandadas, molestas y difíciles de tratar.

Tratándose con bótox al terminar las cirugías con la toxina consigue evitar la aparición de estas deformidades. "Se infiltra al final de la intervención quirúrgica en cuestión y evita la tensión en el corte, factor que aumenta la posibilidad de hacer una cicatriz hipertrófica o queloideas.

También tratan los queloides que ya han aparecido con una combinación de infiltración de bótox con el empleo de otras herramientas como el láser infrarrojo fraccional no ablativo, el láser de CO2 en barrido, las infiltraciones de corticoides y la aplicación de parches reductores específicos. Se recomiendan entre una y cuatro sesiones, dependiendo de cada cicatriz.


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