El programa llamado ‘¡Qué buena estoy!’ basado en la aceptación corporal y la supresión de la culpa «la reconciliación con el espejo».
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El programa llamado ‘¡Qué buena estoy!’ basado en la aceptación corporal y la supresión de la culpa «la reconciliación con el espejo».
Una de sus máximas es revisar cómo y por qué comemos. Sostiene que pocas veces es por hambre.
Todo comienza con la culpa y la frustración. Lo primero, por el aperitivo del domingo; y lo segundo, porque la cremallera ni sube ni está a puntito de hacerlo. Sobre todo, aquellos (con mayoría de aquellas) a quienes se les seca la boca cuando se suben a una báscula.
El camino hacia el sufrimiento y los remordimientos es casi automático y también se abre una puerta peligrosa para caer en un trastorno de la conducta alimentaria (TCA). Ana Morales es psicóloga especializada en nutrición emocional y aceptación corporal. Ella también estuvo gorda. También transitó por las dietas-bumerán. También se premiaba con comida. Por eso, con conocimiento de causa, ha diseñado el programa de terapia '¡Qué buena estoy!' para que tantos y tantas, por fin, se reconcilien con lo que ven en el espejo.
Muchas veces no comemos por hambre...
Comemos emocionalmente. Para que se nos quite una pena o un enfado, como una compensación, y también para celebrar. Lo vemos en los anuncios y en las películas. Cuando a Bridget Jones la deja su novio, se come una tarrina de helado. Ese es el problema.
Si tienes un mal día en la oficina y te encuentras una tienda de 'manolitos'... te hace polvo. Piensa qué otras cosas podrías hacer: hablar con mi amiga, ponerte tu peli favorita... Me ocupo de generar alternativas para no recurrir a la comida.
Muchas veces queremos adelgazar, pero no nos sale bien. ¿Qué hacemos mal?
Nos tomamos un 'paracetamol', pero no vamos a la raíz del problema, de por qué comemos como comemos. Por eso, la 'pastilla' funciona al principio, pero que levante la mano el que ha hecho una dieta, ha perdido 10 kilos y, al poco, no los ha recuperado y con premio extra. Si para adelgazar solo hubiera que comer menos y hacer deporte, estaríamos todos delgados. No es tan simple. La obesidad tiene que ver también con lo que hay dentro de nosotros mismos.
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