La Inmunonutrición, cuando la dieta nos protege de las infecciones

La Inmunonutrición, cuando la dieta nos protege de las infecciones

Desde hace 20 años existe un grupo de trabajo -constituido como Sociedad Internacional de Inmunonutrición o ISIN cuya misión se centra en promover esta disciplina con la visión de establecer los requisitos nutricionales e inmunológicos claves para una apropiada política de salud, incluidas las políticas gubernamentales. Tras dos décadas de investigación, científicos de diferentes países demuestran que es una dieta variada y equilibrada, no un solo alimento, la que de verdad hace funcionar nuestro sistema inmunitario.
El concepto clásico de nutrición, entendido como la administración de calorías, proteínas y oligoelementos para mantener la función del organismo, ha pasado a la historia. Los alimentos se componen de nutrientes que no sólo se entienden como aquellas sustancias asimilables que permiten al organismo obtener energía, construir y reparar tejidos y regular los procesos metabólicos, sino que son sustancias, además, capaces de incidir en las funciones fisiológicas del individuo como el sistema inmunitario y desempeñan un papel fundamental en el campo de la prevención de enfermedades.
La inmunonutrición se centra en estudiar la relación entre lo que comemos (alimentación), cómo lo aprovechamos (nutrición) y nuestra capacidad defensiva (inmunidad). Concretamente, estudia qué componentes de la dieta pueden modificar la actividad de nuestro sistema defensivo (el sistema inmunitario), cómo y cuándo lo hacen”.
Partiendo de esta base, el objetivo de la inmunonutrición es garantizar las necesidades defensivas del individuo en un momento determinado y que varían a lo largo de la vida, el estado de salud o la actividad (ejercicio, estrés, etc).
Debemos recordar que todos los componentes de la dieta tienen un papel clave para garantizar el correcto funcionamiento de nuestros elementos orgánicos, también los de defensa. Determinados nutrientes que no se consideran esenciales en una persona sana y que tienen funciones a nivel inmunitario pueden pasar a ser esenciales en personas que padecen determinados problemas de salud:

Algunos Nutrientes inmunoestimuladores

Sustancias que se suelen utilizar para suplementar la alimentación de enfermos sometidos a un elevado grado de estrés físico a causa de la/las enfermedades que padecen y/o del tratamiento al que son sometidos. Son éstos:
  • Glutamina 
La glutamina es un aminoácido no esencial muy presente en nuestro organismo. Juega un papel protector e incluso restaurador del tubo digestivo, pues ayuda a moderar la atrofia de la mucosa intestinal que se produce a causa de ciertos problemas de salud y tratamientos (quimioterapia o radioterapia) o la administración de nutrición parenteral.
Mientras que en condiciones normales es un nutriente no esencial, en el proceso de una enfermedad crítica se ha podido observar cómo disminuyen los valores séricos de glutamina y se convierte temporalmente en un nutriente esencial, es decir, que debemos incorporarlo en nuestra alimentación para cubrir las necesidades del organismo, pues la síntesis endógena, o lo que es lo mismo la fabricación de esta sustancia por parte de nuestro cuerpo, no es suficiente. La suplementación de glutamina en dosis iguales o superiores a 0,2 g/Kg peso/día ha demostrado tener efectos positivos a nivel de la mucosa intestinal en pacientes con nutrición parenteral, reduce de forma significativa la morbilidad y la duración de la estancia hospitalaria en pacientes trasplantados de médula ósea y en otros pacientes sometidos a diferentes tipos de cirugía, y previene la bacteriemia y la mortalidad en pacientes quemados.
  • Ácidos grasos omega 3
Los ácidos grasos que tomamos en la alimentación, además de representar una fuente de energía, forman parte de las membranas celulares y regulan la síntesis de eicosanoides (moléculas que actúan como mediadores del sistema nervioso central y la respuesta inmune).
Los ácidos grasos omega 3 tienen un efecto antiinflamatorio, que limita el proinflamatorio de los omega 6 (es por ello que debe haber equilibrio entre ambos ácidos grasos esenciales) y su uso en fórmulas de nutrición ha mostrado efectos positivos a distintos niveles, entre ellos, una mejor respuesta inmunitaria.
  • Arginina 
En procesos de estrés la producción de óxido nítrico aumenta, y la arginina limita su actividad. Además, entre otras funciones, estimula la secreción de hormonas como la insulina, la prolactina y el glucagón y mejora la función inmunológica celular y la cicatrización de heridas.
Cuando estamos sometidos a situaciones de estrés la síntesis de arginina es insuficiente y por ello se valora su suplementación. Cabe tener en cuenta que en Occidente alrededor del 5.4% de proteína ingerida en la dieta es arginina.
La suplementación se ha valorado con aportes de hasta 30 g al día, provocando efectos secundarios leves como la diarrea, aunque en algunos tipos de pacientes puede tener efectos más negativos, como incrementar la respuesta inflamatoria. Por ello, son necesarios más estudios para acabar de determinar su eficacia.
  • Nucleótidos 
Los nucleótidos tienen funciones a nivel inmunológico, y parece claro que un aporte adecuado a través de la dieta es necesario para mantener una función inmunitaria correcta. De todos modos, no está demostrado que suplementar la dieta sea beneficioso.
  • Vitaminas y minerales 
Se han encontrado beneficios a nivel inmunitario en la administración de vitaminas A, C, E, hierro, zinc y selenio, en dosis muy variables, entre cinco hasta veinticinco veces los requerimientos diarios de cada uno de estos nutrientes, en pacientes quirúrgicos y afectados de trauma y sepsis.
También se han visto importantes beneficios en pacientes críticos, pero no se ha podido establecer la dosificación adecuada de este tipo de elementos, por lo que se requiere de más estudios acerca del efecto de estos nutrientes.
  • Proteínas
Se ha podido observar que la cantidad y la naturaleza de las proteínas que se ingieren en la dieta influyen sobre la respuesta inmunológica.

Algunos platos que pueden ayudarnos a hacer uso de la inmunonutrición son:

.-. Salmón en salsa de naranja y lima: contiene omega 3, aminoácidos y al mismo tiempo, vitamina C antioxidante.
.-. Ensalada de judías verdes: contiene vitamina C y E debido a la inclusión de nueces y aceites vegetales, así como semillas.
.-. Arroz integral con verduras al curry: es fuente de antioxidantes como el selenio, la vitamina C y vitamina E.
.-. Zarzuela de mariscos con fusilli: es una gran fuente de zinc.
.-. Ensalada de alubias, maíz y langostinos: es fuente de selenio, zinc y aminoácidos.

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